LA HUELLA DE UN BESO
Profundos
dulces e inquietantes
fueron aquellos besos
esos que derramaron
el néctar sagrado
de la ambrosía
dejando huellas
tiernas e indelebles
y se prendieron
al corazón con fuerza
esos no pasaron
penetraron a lo más profundo
del alma
y se quedaron ahí
para siempre
en la memoria
de la piel
y nos acompañan
como un tatuaje
imborrable
recordándonos
que un día
nos amamos
y que ese amor
no fue en vano
aunque hoy
es sólo un recuerdo.
Bernal Vargas
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