En el bosque
de tu cabellera
me perdí una noche…
escalé las cúspides
empinadas
empinadas
de tus pechos
tersos mármoles…
transité el vórtice
de tus labios rojos
y caí de hinojos
y caí de hinojos
bajo tu mirada verde
y expectante…
después de amarnos
retorné…
para no encontrar
jamas la misma senda.
Bernal Vargas